martes, 11 de marzo de 2008
30 años después nos enteramos de......
Un enviado de Jimmy Carter confiesa que manipuló a las Brigadas Rojas para que asesinaran a Aldo Moro
Steve Pieczenick, enviado a Roma por el Gobierno estadounidense del presidente Carter tras el secuestro de Aldo Moro, asesinado por las Brigadas Rojas en 1978, ha desvelado ahora que «manipuló» al grupo terrorista de extrema izquierda «para que asesinara» al ex presidente del Gobierno y líder democristiano.
En un artículo que publica el diario italiano La Stampa , Pieczenick, dice: «He estado callado hasta hoy, he esperado 30 años para revelar esta historia y lamento la muerte de Moro. Pido perdón a la familia, pero tuvimos que manipular a las Brigadas Rojas para que lo asesinaran. Las Brigadas Rojas habían dado un paso demasiado grande y el país estaba a punto de desestabilizarse».
Pieczenick, según el diario, tuvo un papel «más que importante» aquellos días del secuestro. Moro fue secuestrado el 16 de marzo del 1978 y su cadáver fue encontrado el 9 de mayo. Apareció en el maletero de un coche aparcado en una calle del centro de Roma. El democristiano había sido asesinado a tiros por las Brigadas Rojas.
Según el rotativo, el estadounidense, un psiquiatra y experto en antiterrorismo, fue enviado por Jimmy Carter «para ayudar a los italianos» y para «negociar», y ahora ha contado la historia al periodista francés Emmanuel Amara, que ha escrito el libro Abbiamo ucciso Aldo Moro ('Hemos matado a Aldo Moro').
«Les hice creer [a las Brigadas Rojas] que una apertura era posible y que el Estado, aun manteniendo una posición de aparente fuerza, negociaría», afirmó Pieczenick, quien precisó que cuando se conoció el «falso» comunicado del lago de la Duquesa (en el que los terroristas aseguraban que Moro había sido arrojado a ese lugar del centro de Italia) se dio cuenta de que «todo había cambiado». Según el estadounidense, ese comunicado fue elaborado por los servicios secretos italianos y sirvió «para preparar a la opinión pública para lo peor» (la muerte de Aldo Moro).
El estadounidense lo consideró «una iniciativa brutal, una decisión cínica, un golpe a sangre fría, ya que un hombre tenía que ser fríamente sacrificado para la supervivencia del Estado». Según Pieczenick, el asesinato de Moro «impidió que la economía italiana se hundiera» y la situación del país se precipitara.
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