jueves, 15 de mayo de 2008

La ‘Nakba’ y la independencia de Israel

La Agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA, creada por la Asamblea General de la ONU en diciembre de 1949) considera que están dentro de esta categoría todas las personas que residían en Palestina entre junio de 1946 y mayo de 1948, y que perdieron sus hogares y medios de subsistencia a causa de la guerra árabe-israelí de 1948, que siguió inmediatamente a la declaración de independencia de Israel.
Pero los palestinos —y el mundo árabe— tienen una palabra específica para aludir a lo que se desencadenó a partir del 14 de mayo de 1948, fecha oficial de la creación de Israel: la nakba. Este vocablo árabe significa “desastre” o “catástrofe”, y con él se refieren al éxodo palestino que fue consecuencia de la artificial creación de un nuevo Estado en tierras palestinas, ignorando la existencia previa de un pueblo en ellas asentado secularmente. En el calendario palestino, el llamado Día de la Nakba (15 de mayo) es una de las fechas más importantes; este año se celebrará —como siempre, entre lágrimas, ira y desesperanza— en el sexagésimo aniversario del comienzo de la tragedia que todavía continúa desarrollándose. Por su parte, el Estado de Israel celebra también el sexagésimo aniversario de su fundación, en una fecha que, debido al calendario religioso del país, de base lunar, varía de año en año. (Un sistema no muy distinto del que sirve para establecer cada año la fecha asignada al Domingo de Pascua en el cristianismo). En el 2008 corresponderá al próximo jueves, 8 de mayo, aunque las complejas y elaboradas ceremonias solemnes que marcan cada año tan señalado aniversario comenzarán la víspera.

No todos los judíos abordan este año la celebración con la misma disposición de ánimo. Como escribió Edward Said, “lo que el Holocausto es para los judíos, es la Nakba para los palestinos”. Esta idea no sólo es compartida por los palestinos sino también por un creciente número de judíos en cuyas vidas y conducta influye más el respeto por la justicia y la verdad que el patriotismo ciego de los que creen que todo se resuelve mediante la violencia de las armas y el exterminio de los enemigos del pueblo elegido.

Un centenar de firmas judías suscribieron una carta publicada el pasado miércoles en The Guardian. Tras recordar algunos sangrientos detalles de la tragedia que se abatió sobre los palestinos tras la fundación de Israel, ampliamente recogida ya por la Historia, declaraban: “No podemos celebrar el cumpleaños de un Estado fundado sobre el terrorismo, las masacres y el despojo de las tierras de otro pueblo... [tampoco] el de un Estado que todavía hoy practica la limpieza étnica, viola la ley internacional, inflige un monstruoso castigo colectivo a la población civil de Gaza y continúa negando a los palestinos sus derechos humanos y sus aspiraciones nacionales”. Y concluían así: “Lo celebraremos cuando árabes y judíos vivan en pie de igualdad en un Oriente Próximo en paz”.

¿Será este centenar de judíos, tan responsables y solidarios, el equivalente a aquellos diez justos que en el mito bíblico hubieran bastado para que, a petición de Abraham, tras prolongado regateo, un irritado y vengativo Jehová no hubiera destruido Sodoma y Gomorra?

No son éstos los únicos judíos cuyo compromiso con la justicia puede ayudar a Israel a cambiar el alucinante camino emprendido, que sólo puede conducirle al caos. Desde EEUU, donde el poderoso lobby judío tanto influye en la política del nuevo Imperio, llegan también voces discrepantes. Algunas son duras: “Además de sesenta años de ocupación y despojo, este aniversario marca décadas de resistencia palestina, creativa y potente, a la violencia israelí. Con esta declaración, apoyamos esa lucha, tan a menudo ignorada y vilipendiada en los medios de comunicación de EEUU”, se lee en las páginas de Jewish Peace News.

El manifiesto en ellas publicado dice también: “Como judíos estadounidenses, rehusamos celebrar la continuada colonización y el despojo de las vidas y las comunidades palestinas, utilizando la ayuda de EEUU al extranjero. Nunca ha existido un consenso judío respecto a Israel ni en 1897 [creación oficial del sionismo por Theodor Herzl], ni en 1948, ni ahora. Rechazamos la noción de que hemos sido elegidos para desplazar a otros [pueblos]. Apoyamos el derecho del pueblo palestino al retorno, individual y colectivo, a los hogares que perdieron en 1948 y en los violentos años transcurridos desde entonces”.

Ahora que los españoles sufrimos también, con abundancia de soflamas ignorantes de la Historia, la celebración del aniversario de una Guerra de la Independencia, tan manipulado por unos y otros, no es difícil percibir en la actitud de esos judíos disidentes del violento sionismo oficial la misma lucidez y el sentido de futuro que acompañó a aquellos afrancesados que, por otras vías, aspiraban a una España mejor y deseaban acortar el largo camino que nos separaba de la ilustración y la modernidad. Deseémosles mejor suerte y más éxito que los que tuvieron éstos.

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