Las partículas radiactivas desprendidas a causa del accidente nuclear de Fukushima (Japón) se esparcieron por todo el hemisferio norte en apenas las dos semanas posteriores al 11 de marzo, cuando se produjo el terremoto y el tsunami que desencadenó la crisis, ha asegurado este jueves la Organización de la Comisión Preparatoria para el Tratado de Prohibición Total de Pruebas Nucleares (CTBTO).
Esta organización dependiente de la ONU matiza que se trata de partículas minúsculas, informa la agencia japonesa Kiodo. Los índices de concentración están lejos de ser considerados peligrosos para la salud humana.
La CTBTO cuenta con 63 estaciones de medición en todo el planeta, incluido uno en Takasaki, en la prefectura nipona de Gunma. El 12 de marzo ya se detectó cierto nivel de radiactividad en este centro, no muy lejos de la central de Fukushima-1. Dos días después hubo registros similares en el este de Rusia, y en la costa oeste de Estados Unidos el 16 de marzo. Las trazas de radiación atravesaron el Atlántico y llegaron a Islandia el 22 de marzo.
De acuerdo con una simulación realizada por un instituto de investigación alemán, en un primer momento las corrientes de aire desplazaron la contaminación en dirección este, hacia Estados Unidos, antes de dispersarse desde el norte de Canadá y cruzar el Ártico para finalmente esparcirse por to
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