El Ejército israelí podría estar armando y preparando a los colonos de Cisjordania ante lo que se prevé que será un septiembre caliente. Israel teme que la petición de reconocimiento internacional del Estado palestino ante la ONU desate protestas populares, especialmente en las zonas ocupadas por los asentamientos, por lo que estaría equipando a los colonos con gases lacrimógenos y granadas de fogueo para defenderse ante posibles ataques.
La noticia la daba ayer el diario israelí 'Haaretz', que citaba un documento filtrado del IDF, las Fuerzas Armadas del país hebreo, según el cual, el Ejército ya habría comenzado a entrenar a los jefes de seguridad de los asentamientos en una instalación militar cerca de la colonia de Siloh. Israel ya permite a los ciudadanos que viven en los más de 140 asentamientos en Cisjordania portar armas, y la mayor parte de las colonias cuentan con equipos de defensa. Además, casi todos los hombres realizaron el servicio militar obligatorio.
Fronteras delimitadas
Según el rotativo israelí, dentro de la 'Operación Semillas del Verano', con la que el IDF pretende hacer frente a las más que posibles protestas, el Ejército ha comenzado a delimitar las colonias cercanas a localidades palestinas con dos «líneas rojas», que determinarán la actuación de los soldados. Si los manifestantes llegaran a cruzar la primera, apunta el documento filtrado a 'Haaretz', serían contestados con gases lacrimógenos y otro tipo de material para dispersar a multitudes. Si atravesaran la segunda, los soldados israelíes tendrán luz verde para disparar a los manifestantes en las piernas.
Israel lleva semanas preparándose para las protestas. Dentro de la clase política más reaccionaria se ha seguido con alarmismo los anuncios del presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abas, que ha pedido a los palestinos que salgan a manifestarse de forma pacífica apara apoyar la petición de reconocimiento internacional. El propio ministro de Exteriores israelí, Aviado Lieberman, aseguraba este mes que los palestinos, «cuanto más hablan de acciones no violentas, más se preparan para un baño de sangre».
Según el documento, el Ejército teme que las manifestaciones puedan convertirse en «disturbios masivos», con objetivos como los principales núcleos de comunicaciones, comunidades y centros educativos israelíes o símbolos del Gobierno.
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