Tras una serie de versiones y acusaciones cruzadas, Israel se sumió hoy en una nueva y profunda crisis diplomática tras despertar una gran condena internacional por su actuación en la intercepción de una columna integrada por seis barcos con ayuda humanitaria cuyo destino era la Franja de Gaza.
Al menos 10 muertos y cerca de 30 personas heridas fue el saldo que dejó el asalto de la marina israelí a la llamada Flota de la Libertad, una caravana de seis barcos de ONG internacionales con 10.000 toneladas de ayuda humanitaria para la población de Gaza. Las embarcaciones llevaban a bordo unos 750 activistas pro palestinos de más de 40 países.
Inmediatamente después de conocerse el ataque a las embarcaciones que transportaban ayuda humanitaria a la Franja de Gaza, numerosos países y organizaciones repudiaron lo sucedido y reclamaron una profunda investigación para esclarecer el hecho.
“Estados Unidos lamenta profundamente la pérdida de vidas y las heridas sostenidas y está actualmente trabajando para entender las circunstancias que rodearon a esta tragedia”, dijo el portavoz de la Casa Blanca William Burton.
En esa línea, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, reclamó una investigación profunda y expresó su conmoción por el ataque de Israel a un convoy de barcos con ayuda humanitaria. “Es vital que haya una investigación completa para determinar exactamente cómo ocurrió este derramamiento de sangre. Creo que Israel debe proveer urgentemente una explicación completa”, dijo en una conferencia de prensa desde la capital de Uganda.
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